sábado, abril 1, 2023

Ayacucho no olvida la masacre del 15 de diciembre

Noventa días después, Ayacucho no encuentra justicia por la muerte de 10 personas en las protestas del 15 de diciembre. Nativa conversó con tres familias, quienes narran hechos inéditos. Luego de haber perdido a sus familiares, vivieron desde maltratos hasta presuntas irregularidades.

Nueve personas, entre ellos, un menor de edad, fallecieron en el instante, y seis días después, murió la víctima número diez.

–             Jhon Mendoza Huarancca, 34 años.

–             Clemer Fabricio Rojas García, 22 años.

–             Luis Miguel Urbano Sacsara, 22 años.

–             José Luis Aguilar Yucra, 20 años.

–             Edgar Prado Arango, 51 años.

–             José Sañudo Quispe, 31 años.

–             Raúl García Gallo, 35 años

–             C. M. R. L. 15 años

–             Leonardo Hancco Chaka, 27 años.

–             Jhonatan Alarcón Galindo 19 años.

José Luis Aguilar Yucra, 20 años

Edith Aguilar no olvida la vez que su hijo José Luis Aguilar Yucra, se despidió dos veces de ella dándole besos en la frente, antes de verlo por última vez. El joven de 20 años, murió de un disparo en la cabeza el pasado 15 de diciembre, en las protestas de Ayacucho.

Edith narró que, a las 5:30 de la tarde de aquel día, José Luis partió de su trabajo. Se dedicaba a embolsar gaseosas, iba con destino al cementerio general para encontrarse con sus amigos y participar en las manifestaciones, lo hacía por primera vez y por convicción. Apenas, una hora después de su llegada, recibió un impacto de bala en la cabeza.

“Mi hijo estaba tapado con mantel, de acá la cabeza no tiene mi hijo, no tiene la orejita… me desmayé, me caí en el suelo”, y agregó “en eso señorita, ¿él es tu hijo señora?, sí, yo me desmayé en la sala de espera señorita, me desmayé”, afirmó Edith.

Jhonatan Alarcón Galindo, 19 años

Don Alfredo y su esposa doña Francisca lloran la partida de su hijo de 19 años, Jhonatan Alarcón Galindo, quien se convirtió en el décimo y último fallecido de las protestas en Ayacucho.

“Primera vez que ha salido a la protesta”, agregó “por qué un campesino, un humilde, de ese extremo, llega a morir sufriendo en el hospital, detenido en el hospital”, señaló Alfredo.

Alfredo Alarcón señaló que su hijo Jhonatan asistió a la manifestación por obligación del presidente del Comité de Riego de la comunidad de Chiara, asociación en el que participaban.

A las 12:30 am del 15 de diciembre, don Alfredo llamó por teléfono a su hijo, quien se encontraba por el aeropuerto, para que regrese a casa a almorzar. Dos horas después de la última conversación, Alfredo recibió la alerta de que su hijo recibió un disparo por la espalda que le destrozó los intestinos.

La pesadilla de sus padres comenzó en el hospital, por seis días Jhonatan permaneció en la unidad de cuidados intensivos. En ese tiempo, don Alfredo y su esposa tenían poca información sobre el estado de su hijo y creen que estuvo retenido en el hospital sin recibir una atención médica óptima.

Al quinto día de su internamiento, sus padres esperaban que sea referido a un hospital de Lima. Sin embargo, el vuelo humanitario nunca llegó, y al sexto día falleció.

Raúl García Gallo, 35 años

Raúl era maestro de obra, deja en la orfandad a sus cuatro hijos, tres de ellos son menores de edad.

Él percibía un sueldo semanal que le ayudaba a solventar los gastos de la casa que alquilaba para vivir con su familia. Aquel disparo que le arrebató la vida hizo que su esposa Janeth tomara la posta y saque adelante a su familia.

Janeth cuenta que era la primera vez que su esposo Raúl participaba en una protesta. Nunca más regresó a casa.

Ella cuestionó que los resultados de la necropsia no hayan sido los mismos que recibió en sus manos, le dieron un certificado que arrojó que su esposo había fallecido de un derrame y no producto de un proyectil de arma de fuego.

“Cuando yo fui donde el doctor, yo dije doctor cómo es posible le has puesto así nomás, muy bien sabes que tú lo has hecho la autopsia”, agregó “y has encontrado la bala, ¿por qué? ‘Ah nos hemos confundido’, respondió, ah te has confundido, ¿no será que te han pagado? Le dije”, expresó Janeth.

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